martes, 24 de enero de 2012

Recuerdos de una vida diferente



Todos conocemos la cultura del souvenir. Vamos a dónde sea de viaje, y volvemos con las manos llenas de objetos materialmente insignificantes, con el valor añadido que representa el fetiche de lo que representa. Porque no tengas el valor de decirme que la Torre Eiffel que tu hermana te ha traído desde París vale más que los 50 gramos de calamina de baja calidad con los que está hecha. Sólo puedes añadirle el valor sentimental del viaje. Y para mucha gente, ese valor es altísimo. Y no me opongo a que se le dé dicho valor, pero sí a que se le dé más del necesario. Al fin y al cabo, no eres tú quién ha estado en X lugar del mundo, sino quién te trae dicho regalo. Para ese, sí que tiene valor sentimental.

Sin embargo, siempre que tenemos noticias de que alguien va de viaje, así sea 3 pueblos más allá del nuestro, queremos que nos traiga alguna minucia como recuerdo. Por supuesto, yo no seré la excepción; y si bien es cierto que llevaré muchas cosas en la maleta para repartir entre el personal, enviaré muchas más en paquete a casa para aliviar mi equipaje durante el viaje de vuelta, habrá más recuerdos para mi mismo que para los demás todos juntos. Y como son tantos, para mi y para todos, haré una lista:

* Postales, por ahora llevo 4 (Si alguien quiere alguna, que la pida y que deje su dirección)
* Un alce de peluche para mi hermana.
* Una bandera finlandesa. Y una de Estonia, que está muy chula.
* Una camiseta de fútbol que alguien que me lee me ha pedido, y que posiblemente me cueste un poco de trabajo encontrar. Y otra para mi también.
* Una colección de vasos Aalto. Una colección o, mejor dicho, tantos como me pueda permitir, porque valen lo suyo...
* Llaveros y similares.
* Una muestra de agua y tierra del lago Saimaa, paralela a la que ya tengo del Mediterráneo.
* Una fotografía con un chuzo de hielo de metro y medio.
* Buenos recuerdos con mis compis de Erasmus.
* Una matrioska para mi madre.
* Algo que ya pensaré para mi padre.
* Un par de regalos de cumpleaños para personas que me regalaron a mi por el mío.
* Algún producto Marimekko, equivalente finés a Agatha Ruiz de la Prada.
* Una prenda típicamente sami.
* Cosas de los Moomin. Están por todas partes, Cristina está empezando a odiarlos.
* El remanente del sabor de un trozo de carne de reno.
* Alguna receta típicamente nórdica.
* Una prueba del hito de cruzar el Círculo Polar Ártico.
* Ámbar lituano. Y si es posible alguna pieza para la colección numismática, mejor.
* El reflejo de la aurora boreal en mi memoria, algo que probablemente consiga pronto en mi próximo viaje a Rovaniemi. Más información próximamente.

Y más cosas que se me irán ocurriendo. Si a alguien se le ocurre algo, que lo diga. Creo que esta lista, tarde o temprano, pasará a estar en un trozo de papel y metida en mi bolsillo. Pero como dice el señor Jagger al principio, you can't always get what you want.

Y ahora algo que, lo más seguro, interesa más a la gente. Hoy ha sido el día más soleado de cuantos recuerdo por estos lares. Y el más caluroso. O yo al menos me sentía un tanto acalorado dentro de mi camiseta negra chicagüense, mi jersey gris indescriptible y mi cortavientos rojo. Y Cristina se sentía muy feliz al respecto, y por eso me ha llamado hace un rato, teniendo que dejar esto a medio escribir. Me ha dicho por el portero automático (Que por fin funciona, y es de esos en los que una señorita dice, en un perfecto español : "Puerta abierta. Por favor, cierre después de entrar.") que baje corriendo. Yo, preocupado, bajo sin cortavientos, dejándo luces y todo encendido, botas sin abrochar y demás, a la calle. Tan sólo quería tomarse la venganza por haberle molestado para enseñarle el chuzo de 1,20 metros que arranqué de una caseta de obra (Antes dije metro y medio, un metro veinte es insuficiente para una foto). Vale, después de dos semanas, volver a ver al astro rey está muy bien, y más viniendo de la conocida como la ciudad más soleada de Europa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Adelante, no tengas miedo en comentar. Deja tu nombre para que sepa quién eres y poder contestarte.