miércoles, 28 de marzo de 2012

¿A estas horas?


He aquí la canción que me despierta cada mañana, es la que tengo en mi teléfono para que suene cada día. Es una canción ciertamente cañera y ruidosa, además de motivadora; es perfecta, de no ser porque algún día me cansaré de ella. Pero hoy ha habido una excepción.

Anoche hubo fiesta de disfraces en Happytime, con after-party en Polte. Mi disfraz fue el de aficionado al Real Madrid, vamos, que ni disfraz ni leches. El ganador fue Pierre, uno de los alemanes que han llegado recientemente. Tras ello, a cosa de la 1 de la madrugada, la gente puso rumbo al segundo establecimiento, pero yo preferí volver a casa a dormir. Hay una historia paralela a esta, pero creo que Juanjo es el más indicado para hablar de ella.

Mi compañero turco, Zülküf, sí que fue. Y volvió a cosa de las 4 de la madrugada. Sentía que tenía hambre, así que metió una pizza en al horno. No hagáis preguntas, es un tío muy raro. Yo no me enteré de nada, estaba plácidamente dormido. Pero el bueno del chaval también tenía sueño, así que se tumbó en su cama 2 minutos mientras se hacía la pizza. Y esos dos minutos se convirtieron en algunos más. Se ve que puso el horno en modo viaje espacio-temporal, por lo que la pizza subsecuentemente se quemó dentro. ¿Y cual es la consecuencia? Humo.

Exactamente a las 4:20 de la madrugada, salta la alarma de incendios. De haber sido a cualquier otra hora, posiblemente se hubiera quedado en una anécdota, a pesar de haber hecho ya lo mismo pocos días después de estar aquí.

Echad imaginación, aunque sé que si hay por aquí menores de 16 años, la habrán perdido por completo por una adicción a internet, a los teléfonos móviles, a la telebasura y al audiodesecho. Imaginadme a mi, felizmente durmiendo, a las 4:20 de la madrugada, calentito en la cama y demás, y que de repente, empiecen a pitar 120 decibelios en tu habitación. Mi primera reacción fue mirar por la ventana, para ver si había algún fuego, pero no. Me levanto y abro la puerta, pidiendo que no fuera culpa de este apartamento, y me encuentro al bueno de Zülküf delante del horno.

- ¿Qué haces?

- Una pizza.

Portazo a la puerta como pocos otros he pegado y de vuelta a la cama. Paso de problemas, que se las vea él con quien venga ahora. A pesar de que la alarma no se apagó hasta casi las 5, me metí en huevos, intentando ignorarla. A pesar de que al rato, tus oídos se acostumbran y no lo notas tanto, pita fuerte y no hay manera. Así que me permitió pegar la oreja lo que pude a lo que estaba pasando al otro lado de la puerta.

El primero en quejarse fue el perro del que vive en el 601. Poco después, llegaron los alemanes a los que antes hice referencia, que viven justo encima de nosotros. Creo que tardaron 9 minutos, iba mirando la hora cada vez que pasaba algo nuevo, en venir los del servicio, a comprobar lo que pasa. Ni idea lo que hablaron, pero tras comprobar que no había peligro, apagaron la alarma. Ya era hora. No recuerdo si vino la policía, creo que sería algo muy lógico después del follón a esas horas.

Mi compañero empezó a quejarse de que tenían que cambiar el sistema, que es muy sensible. Mientras, quien fuera, le decía que era la segunda vez, que posiblemente podría caerle una multa. Ya veremos que pasa al final.

Así que me volví a dormir, pero obviamente no es lo mismo. Y a pesar de que dormí hasta tarde, hoy mis clases empezaban a las 16:30, no me desperté con mucha energía.

Por la mañana fui a comer a la universidad. Creo que ha sido el día que menos he comido allí, ni la ensalada estaba buena, ni el arroz, ni el pan con mantequilla. Y el agua porque es agua... Me encontre con Iiro, y me dijo de ir a su casa a ver una peli, no había clase hasta las 16:30. Acepté y vimos Star Wreck, una parodia finlandesa de Star Trek hecha por 5 finlandeses sin presupuesto alguno. Muy buena, y eso que estaba en finlandés.

Vuelvo a clase para Russian Cultural Heritage. Fue nuestra segunda clase. La profesora, rusa de nacimiento, nos empezó a poner videos sobre Rusia, Moscú y San Petersburgo. Algunos tremendamente aburridos, creo que podría enseñarle algunos mejores sobre Almería. Y fue en esa clase en la que vi que mis energías eran cercanas a cero. Se proyectaba sobre la pared un video con el himno de la URSS de fondo sobre la historia de Rusia (Curiosamente, sólo el mausoleo de Lenin corresponde a esa época de todo lo que vimos), y empecé a bostezar.

Fue contagioso, todo el mundo empezó a aburrirse y a decaer. La clase estaba programada para 3 horas y media, quizás la más larga que haya tenido nunca, vamos, que saldríamos a las 8 de la tarde. Pero la profesora nos perdonó una hora por el cansancio generalizado.

Volvimos; pero el día no acabó ahí. Portugal quería sauna con todos los Erasmus, ya que sería la última que tendrían aquí, se van el domingo. Fuimos todos en bañador, como mandan las normas de la sauna mixta. Y nosequién tuvo la idea de ir al lago a bañarse. Y a las tantas de la tarde-noche nos fuimos al lago a bañarnos. Aquí al lado hay un spa que tiene su caminito y su caseta hechos junto al lago para estos baños. Nosotros los usamos, en Finlandia hay una cosa que se llama Jokamiehenoikeus, que te otorga el derecho a transitar por todos los terrenos al aire libre, así sean de propiedad privada, siempre sin molestar a los dueños. Tenía su agujero en el hielo, que por cierto ya está quebradizo, y su escalera para entrar.



Otra vez a la sauna del edificio, a la que por cierto hay que dar un paseo de unos 6 minutos para llegar desde el lago, imaginad en medio de la calle nevada, en bañador y con una triste toalla cubriéndote, y nos liamos a arrojar agua como locos. Esta sauna nos es la de mi edificio, esta se encuentra en el ático, y por sus dos ventanas tienes vistas de la ciudad. Además es más pequeñita, por lo que se calienta más rápido. Joana quería sentirse como una auténtica finlandesa, pues toma 5 cazos de agua, creo que se arrepientió.

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