jueves, 26 de abril de 2012

Recuerdos de Rusia


Siento tener que recurrir a esta canción, pero conozco tanta música rusa como filipina.

En el 95% de los viajes que se realizan hoy en día existe el denominador común de los regalos y/o souvenires, y este no ha sido diferente. Y en todos estos regalos existe a su vez, otro denominador común, el componente kitsch que los forman. Según Wikipedia:

Lo kitsch es una imitación estilística de formas de un pasado histórico prestigioso o de formas y productos característicos de la alta cultura moderna, ya socialmente aceptados y estéticamente consumidos.

Para entendernos mejor, kitsch es aquello que es evidentemente falso y a veces de mal gusto, pero que reproduce una realidad; y que a pesar de saber que es falso, nos hace feliz su posesión. Y el primer ejemplo viene aquí.

Para mi hermana, he encontrado en Gostiny Dvor, una gran tienda de miles de cosas de lujo en el centro de la ciudad, un huevo de Fabergé. Error, una imitación de un huevo de Fabergé. Error al cuadrado, una reinterpretación de un huevo de Fabergé. Huevos de Fabergé, seamos honestos, no llegan a la centena en todo el Globo, y cada uno vale millones de euros. Fueron encargados por la Familia Real Rusa al joyero Fabergé, y algunos hoy están desaparecidos. Fueron hechos con oro y piedras preciosas. Después están las imitaciones, iguales en aspecto, pero con materiales más humildes. Y después de encuentran las reinterpretaciones, ya que dudo que esta unidad que compré sea igual que alguno de los auténticos, con un pedestal de cinc dorado y una bisagra de chapa, amén de colores esmaltados en lugar de los originales del material, y una sospechosa pegatina con la leyenda Made in Taiwan. Total, 809 rublos que se quedaron en 720 con el descuento que me hizo la buena señora de la tienda.

Para mi madre, la famosa matrioshka. De un tamaño similar al de un teléfono móvil, con 9 muñecas más en su interior. De un mercadillo frente a la Iglesia del Salvador sobre la sangre derramada (Ese es su nombre oficial), de la cual compré en el mismo lugar una acuarela. ¿La dolorosa? 900 rublos por la imagen. Pero por entonces no sabía que a estas gentes también les gusta regatear, así que pocos minutos más tarde conseguí una matrioshka marcada a 2400 rublos por sólo 1300. Según la tendera, matrioshka original, hecha a mano en San Petersburgo. Pero claro, ahora tenemos que saber lo que es una matrioshka original. Primero, el número total de matrioshkas debe ser impar, y esta es de 10. Segundo, habiendo visto otras matrioshkas de tamaño similar pero unas 5 veces más caras, están firmadas en su parte inferior por el autor, pero esta no. Tercero, las buenas matrioshkas deben estar hechas a partir de un trozo de madera no mucho mayor que la muñeca principal; pero si la abrimos y observamos las betas de la madera, pues no da esa sensación. Para hacerlo más sencillo, últimamente se utiliza madera del mismo tronco, pero no del mismo trozo. La cosa se queda en que, la verdad, no tengo ni idea de donde ha salido, pero ahí esta.

Para mi padre, un llavero, que es lo que me pidió, porque sinceramente, todavía no sé qué buscar para él. Nada especial. Y un DVD que me dijeron que está en español para que vean todos la ciudad. Y un imán para el frigorífico. Baratijas comparado con el resto de cosas.

Y para mi... nada, sorprendentemente. Nada, si descartamos la cantidad de recuerdos e imágenes que se han quedado guardados en mi memoria, amén de una bolsa de chocolatinas que compré en la tienda duty-free de la frontera y un montón de billetes y monedas, unos 750 rublos en total.

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